Georges, 48 años, se instaló en 2011 en una antigua granja en lo alto de una colina rodeada de 4 ha de terreno, en Bourgogne con su hermano Sébastien diez años más joven. Tenían el proyecto de alcanzar la casi autonomía inspirándose en parte de la permacultura y vendiendo sus excedentes alimenticios y plantas de vivero en circuito corto. Practican en sus tierras una agricultura familiar y vivero inspirada en el cultivo agroforestal y se consideran campesinos a tiempo parcial.
¿Cómo llegó ahí?
Después de haber trabajado más de 12 años en el mundo de los centros automovilísticos en la región parisina, sus patronos suprimen su puesto y le proponen otro que no le gusta. Se plantea en ese momento cambiar de oficio para trabajar en algo más próximo a sus valores. Como dice él mismo. “Quería tener un oficio, no un trabajo”
Le atraían los oficios de la madera, aprovechó entonces un plan de despido para que le pagaran una formación de carpintero, oficio que ejerció durante 6 años y que le convenía puesto que se trabaja con un material noble y natural aunque su aspiración era tener más autonomía y estar más en relación con la naturaleza.
Con ocasión de una conferencia impartida en el marco de un ecofestival en la casa autónoma de la familia Baronnet, en 2003 cerca de Nantes, se dió cuenta de que era esencial vivir en consonancia con sus ideas para eliminar buena parte de las preocupaciones de su vida y de dar un paso hacia el bienestar y la felicidad. Elaboró entonces una lista de lo que le faltaba para alcanzar esa concordancia entre su vida y sus ideas. Como ferviente ecologista esa coherencia pasaba por adoptar una vida más simple y menos consumista con tecnologías apropiadas (horno solar, marmita noruega, aseos secos, estufas de masa….) y con autosuficiencia (sobre todo alimenticia y en energía de calefacción).
¡Hacia una nuevo comienzo!
Decidió pues dejar la región parisina para comprar un terreno en el que pudiera vivir más sobriamente y practicar una agricultura campesina. Montó para ello un proyecto de instalación colectiva con los miembros de su familia. Las divergencias de puntos de vista, redujeron el equipo. Georges se lanzaría en esta nueva aventura junto a su hermano Sébastien que había sido técnico en informática y que compartía sus mismos valores. Pasaron 4 años buscando, siempre en invierno (para asegurarse de que el terreno elegido les gustara en todas las estaciones) hasta que encontraron el terreno ideal en Bourgogne. El ahorro realizado en sus vidas anteriores les permitió comprar sin endeudarse.
Pero hasta encontrar el terreno, Georges no permaneció inactivo. Empezó a formarse en diversas prácticas agroecológicas, en permacultura, aprendió técnicas de injerto, se puso en contacto con la asociación “Croqueurs de Pommes” para aprender más sobre arboricultura y estar así seguro de poder plantar las buenas especies y variedades. De tal manera que desde que llegó al terreno ha plantado ya más de un centenar de árboles frutales. Conforme a la lógica del cultivo agroforestal ha dejado espacio entre ellos para poder cultivar plantas anuales entre hileras a la espera de que los árboles crezcan y den frutos.
Campesino a tiempo parcial, de momento…
Cuatro años después de la instalación y de mucha obra de renovación de la casa, Georges y Sébastien empiezan apenas a encontrar un equilibrio en su actividad de campesinos a tiempo parcial. La próxima etapa será desarrollar una actividad de venta de sus excedentes alimenticios y de vivero. Una de las dificultades será encontrar como inscribir su modelo de producción en nuestra sociedad.
En efecto, al querer vivir con muy poco medios (300€/mes/persona) no pueden a día de hoy vender sus excedentes alimenticios como hacían los campesinos de antaño sin pagar las cotizaciones a la MSA (Mutua Social Agrícola). Ahora bien, el total de esas cotizaciones, incluida la cotización solidaridad, es casi más elevada que lo que querrían ganar con la venta. Y eso plantea una cuestión, ¿No habría que crear un nuevo estatuto agrícola para facilitar ese tipo de actividad? A la espera de encontrar una alternativa se ganan la vida haciendo renovaciones en construcción ecológica a escala local.
Hacia otro modelo
Según Georges y Sébastien la mayor riqueza que se puede tener es el tiempo. Y es precisamente tiempo lo que han logrado encontrar en su nueva vida campesina. Estiman que la utilización de técnicas agroecológicas inspiradas de la permacultura podría permitirles tener una producción que requiriera poco trabajo en contraposición con la actividad agrícola industrial que consideran alienante. En su opinión cada uno debería poder producir al menos una parte de su alimentación en lugar de trabajar para poder comprarla.
“¡Nuestro nuevo modo de vida es como una escuela, estamos aprendiendo casi continuamente!”
¿ Consejos a los futuros neo-campesinos ?
“Preparar bien su proyecto hablando con el mayor número de personas posible sobre el terreno durante un año por lo menos. Y eso para adquirir saberes que podrán seros útiles (esquejes, cultivos de plantas anuales y perennes, construcción ecológica…)y experimentarlas.”
“Si eres urbanita empieza por relacionarte con los movimientos alternativos en tu ciudad como son Ville en Transition (Ciudades en Transición inspirado de transition cities como Totnes en Inglaterra), SEL (Sistema de intercambio local), AMAP, jardines compartidos… para adquirir conocimientos y competencias antes de instalarte.”
“Entablar relaciones en las regiones que os interesan con gentes que tengan la misma manera de pensar.”
“Procurar no sentirse agobiado por el tiempo o por las cuestiones económicas en los primeros años so pena de sentirse permanentemente en peligro y de vivirlo mal, yendo incluso hacia el fracaso. Para ello lo ideal es empezar con una buena reserva financiera que permita vivir austeramente los dos primeros años o conservar un oficio a tiempo parcial a la espera de instalar su sistema y de poder vivir de él.”
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