Clémentine es hoy una joven apicultora instalada en los Hautes Alpes (Francia). Allí trabaja junto a su marido Jonathan desde hace cuatro años en su granja “Le rucher des Noisetiers” (“La colmena de los avellanos”).

“Nunca quise ser apicultora”

clem et jona

Hija y nieta de apicultores, Clementine creció rodeada de colmenas. Veía muy poco a su padre porque éste trabaja mucho y se desplazaba desde el mes de abril hasta julio y agosto siguiendo la trashumancia de las abejas. Esa es una de las razones por las que nunca quiso ser apicultora exclamando además : “Nunca me casaré con un apicultor”

Estudió geografía y se especializó en cartografía aérea. Como una Saint Excupéry de tiempos modernos, recorrió durante un tiempo el país como copiloto en un avión para cartografiar desde el cielo. La preparación previa de los vuelos y el estudio de las zonas que se iban a cartografiar le hizo pasar también mucho tiempo en la oficina . Su tarea la apasionaba pero el destino llamó a su puerta. Un buen día decidió abandonar todo para iniciar un nuevo proyecto con Jonathan, un hijo de apicultor del que se había enamorado antes de empezar a estudiar.

Se encariñaron de inmediato con una casa y su finca  situadas en la montaña peroLe-rucher-des-noisetiers1-650x500 necesitaban tener el estatuto de agricultor para poder comprarla. A él le apasionan las abejas y ya tiene 80 colmenas. “Conocía un poco ese campo pero no me había interesado por él. Fue mi marido quien me hizo descubrir las abejas; es apasionante se observa la evolución semana tras semana. Es un trabajo que permite estar siempre en la naturaleza, creo que es lo que yo necesitaba, un oficio noble, un saber-hacer antiguo”.  Decidido : ¡serán apicultores! Pero para ser profesionales necesitaban un mínimo de 200 colmenas había que ponerse serios, convertirse en agricultores y adquirir 120 colmenas todo al mismo tiempo.

Se informaron y decidieron pasar por una instalación tutelada “Joven Agricultor” para lo cual necesitaban un diploma agrícola. Por suerte Johnathan ya tenía un título BPREA, y sólo tuvo que hacer un cursillo de 21 horas y seguir algún otro curso para obtener el estatuto.  También tuvieron que redactar un PDE para mostrar la viabilidad económica de la explotación en 5 años. Después de tres o cuatro meses de gestiones y de consultas múltiples con la Cámara de Agricultura, obtuvieron el preciado sésamo, Jonathan se convirtió oficialmente en agricultor y Clémentine obtuvo el estatuto de cónyuge colaborador de agricultor que le permite tener seguro y jubilación. Por suerte, los  propietarios de la casa de sus sueños esperaron  y el banco les concedió, por fin, un préstamo !

miel clemA pesar de todas las bazas de las que disponían : experiencia y padres agricultores que les ayudan y les pueden prestar material, los inicios son difíciles. No es un oficio sencillo todos los días, las colonias de abejas sufren y la crisis de la apicultura les afecta de pleno. Una gran sequía el primer año y las lluvias incesantes que siguen en primavera suponen una catástrofe. La producción disminuye desde hace tres años y penan para reembolsar el préstamo. Clémentine se da cuenta de que maltratan las abejas al desplazarlas y al quitarles su miel; tratan de mejorar la manera de tratarlas  pero la condición es mantener una rentabilidad que permita vivir a la familia. “Estoy indignada por el hecho de que por un lado  autorizan los pesticidas y por otro predican que hay que salvar a las abejas

La elección de la permacultura.

Clémentine y Jonathan buscan en internet técnicas para salvar sus abejas y descubren la permacultura:

Foto por Clémentine

Foto por Clémentine

Los principios de la permacultura corresponden a nuestra manera de vivir , en la naturaleza, alimentándonos de lo que nos rodea, comprando un mínimo de artilugios, viviendo sobriamente adaptados a nuestro entorno y… por eso nos identificamos enseguida con ella.

Poco a poco van cambiando su manera de trabajar, estudian, renuevan muchas cosas, construyen una mielería con material de recuperación, abandonan progresivamente la apicultura convencional y la trashumancia tratando de encontrar otro modelo que respete más a las abejas. “ Cuando practicas este oficio te dicen que hay que hacer la trashumancia pero hemos reaccionado y nos hartamos de dejar de obtener miel. La trashumancia mata nuestras abejas, las debilita, las pone nerviosas, de eso estamos convencidos. Vamos a hacer todo lo posible en nuestro valle de ahora en adelante y así podrán tener una verdadera pausa durante nuestro invierno meteorológico real” Otra ventaja que tiene el hacer todo cerca de su casa es que pueden vigilar sus colmenas, objeto de robo frecuente desde la crisis.

photo de denis lebioda

foto de Denis Lebioda

En términos técnicos pasan del modelo de colmena Dadant (nombre de su inventor) a la colmena Warré más parecida al hábitat natural de las abejas (más pequeña y por tanto más fácil de calentar) Además, este modelo necesita menos intervención humana sobre la colonia. Clémentine y Jonathan crían una raza local de abejas y prueban a disminuir el enfumado clásico realizándolo con paja de lavanda que es algo más suave : “Una colmena funciona sobre todo con los olores (así como con las vibraciones, el calor..), la colonia tiene un olor, las larvas emanan unas feromonas que indican lo que han de comer; con el enfumado las aturdimos, y seguro que eso genera aún más estrés, porque tras nuestra intervención tienen que volver a poner todo en su lugar.”

Clémentine y Jonathan progresan y efectúan cambios semana tras semana tendiendo hacia un modelo más acorde con sus propios valores.

Un punto de inflexión, ¡hacia la granja del futuro !

jus clem

Muy esperanzados y con multitud de proyectos en mente, Clémentine y Jonathan presentaron su candidatura al concurso Granjas del Futuro (organizado por la asociación “Granjas del Futuro” y “La Colmena que dice si”) en mayo de 2015. Es un concurso que recompensa y acompaña a 13 granjas francesas innovadoras. Ganaron el concurso en junio.  Actualmente están en plena transformación, la dotación económica del concurso les permitirá construir un invernadero bioclimático para desarrollar una actividad hortícola que complemente la apicultura y las gallinas ponedoras que habían instalado recientemente.  Esta diversificación les permitirá mantener las 200 colmenas que serán una parte productoras y otra para renovación del enjambre, en lugar de las 400 que hubieran sido necesarias para alcanzar en su PDE el equilibrio económico.

Clémentine y Johathan construirán una granja de futuro, una granja multifuncional, agro-ecológica y abierta al público para sensibilizarlo y con actividades de  eco-turismo ! “La gente queda siempre impresionada cuando les hacemos visitar las colmenas y les explicamos cómo funcionan; un insecto tan complejo que crea algo tan bello y tan bueno, es cautivador !

Detalle de su proyecto en francés : https://bluebees.fr/fr/project/196-paca

Facebook: https://www.facebook.com/lerucherdesnoisetiers/timeline

Los consejos de Clémentine

“Se ha de empezar en pequeña dimensión y ser más reactivo al principio, no lanzarse con 200 colmenas de principio. Eso es muy duro, tenemos un préstamo de 200.000 euros que hay que devolver hoy.”

“Hay que ir a ritmo moderado, no instalarse de golpe si no poco a poco teniendo dos actividades. Evitar las ideas preconcebidas y asesorarse bien”

“Aconsejo la diversificación.  Unas legumbres, abejas para la polinización, gallinas, un poco de todo hace que el conjunto se armonice y se complete. Los que tienen mil colmenas no llegan sin usar sistemáticamente jarabe. Muchos fracasan. No es posible vigilar las colmenas todos los días. Se necesitan más bien granjas pequeñas donde se cuide cada colmena que una apicultura industrial.”

“Mejor colaborar con las abejas que explotarlas. La naturaleza da lo que ella quiere.”

“Ser agricultor requiere invertir mucho tiempo y mucho dinero. Hay que volcarse en el proyecto pero sin olvidarse de sí mismo, tomarse tiempo para las vacaciones. Nosotros hemos decidido no trabajar los domingos; tenemos hijos y queremos verlos crecer.”