A PROPOSITO

Contexto

En los últimos años, hemos asistido a un fuerte aumento de la población mundial, que demanda cada vez más los productos más baratos y sanos posibles. Por otra parte, la modernización de la agricultura que ha tenido lugar en los últimos años empieza a mostrar sus límites. En efecto, los suelos se erosionan y se fatigan, las prácticas agrícolas tienen importantes consecuencias sobre el medio ambiente y la salud y requieren cada vez más productos fitosanitarios para garantizar los rendimientos y la uniformidad de la producción necesarios para su industrialización. 

Además, ante la perspectiva del agotamiento de los combustibles fósiles, parece necesario empezar a pensar en una nueva forma de agricultura capaz de alimentar al mundo. Sobre todo cuando sabemos que la producción de una caloría de alimento requiere treinta calorías de energía fósil en la agricultura industrial. Retroceder tampoco es una solución, porque la agricultura campesina, tal como existía en el pasado y como sigue existiendo en algunos países del Sur, no podrá alimentar a todo el mundo. Por lo tanto, es necesario pensar en una nueva agricultura agroecológica que requiera más conocimientos técnicos, mezclando modernidad, métodos tradicionales, respeto al medio ambiente y alto rendimiento.

Al mismo tiempo, el desempleo en las zonas rurales está aumentando. La población rural acaba viviendo en barrios de chabolas en la periferia de las grandes ciudades. A la vez que el desempleo urbano aumenta. Muchos agricultores se están jubilando; hay un problema de relevo generacional de los agricultores.

El problema de la transición de las tierras agrícolas es multigeneracional. El desarrollo de soluciones debe incluir y tener en cuenta las necesidades tanto de los jóvenes como de los viejos agricultores, los que quieren establecerse y los que se jubilan. Esto va unido a la necesidad de medidas gubernamentales que garanticen la transición medioambiental y la revitalización de las zonas rurales.

Los nuevos agricultores o neopaisanos

Hoy en día, ser agricultor no se considera una carrera honorable. El éxito está ligado al salario. Sin embargo, algunos valientes están desafiando esta lógica y regresando a la tierra. Tras una primera vida profesional fuera del mundo agrícola, cambian de rumbo para convertirse en agricultores. En este contexto de crisis medioambiental, de pérdida de sentido, de desempleo crónico, algunos han optado por cambiar su vida para dedicarse a la agricultura agroecológica (agricultura ecológica, agricultura de conservación, biodinamismo, según los principios de la permacultura, etc.).  Los llamamos "neopaisanos". Eligen la agroecología como vía alternativa para entrar en el circuito alimentario y promover la sostenibilidad social y medioambiental.

Proceden de zonas urbanas o rurales, de todos los estratos sociales y profesionales, y establecen sus explotaciones en el campo, en la periferia de las ciudades o en las ciudades. No son hijos de agricultores o si lo son se han ido a estudiar otra carrera y deciden volver al campo. Al no estar formados ni limitados por su entorno (sujeto a la presión de la familia en cuanto a las prácticas agrícolas a aplicar), ni por una formación agrícola convencional, a menudo se muestran muy innovadores y libres para aplicar sus ideas. De hecho, innovan en varios aspectos como la práctica de una pluriactividad (cultivo, alojamiento, hospedaje, centro de formación, espacio de coworking...), otro tipo de distribución (venta en circuito corto, en la granja, transformación en la granja...) y prácticas agroecológicas (asociación de cultivos, no laboreo...).

En estos tiempos de cambio, creemos que estos nuevos agricultores representan una oportunidad para aportar nueva energía, ideas frescas y nuevos talentos al sector agrícola y alimentario. Pueden trabajar junto a los agricultores existentes (nuevos agricultores o no, del relevo generacional dominante a través de la sucesión familiar o no), que son un motor clave de la innovación, para desafiar el sistema agrícola y aportar nuevas propuestas.

Los nuevos agricultores son una respuesta esencial al problema de la sucesión en la agricultura. Muchos agricultores jubilados no tienen un hijo o una hija dispuestos a tomar el relevo. Al mismo tiempo, muchas personas buscan tierras para iniciar un negocio agrícola. Se necesita más apoyo para reunirlos.